La expansión internacional de Bvlgari continuó en los años 80, con nuevas inauguraciones en Asia, Estados Unidos y lugares europeos clave como Milán, St. Moritz y Londres. Bvlgari, consciente de la evolución de las estructuras sociales y del papel de la mujer en la sociedad, fue pionera en el concepto de joyería modular. 

Este enfoque implicaba la repetición de elementos de diseño distintivos que se intercambiaban en infinitas combinaciones, lo que dio lugar a colecciones versátiles y fáciles de llevar. Los modelos iban desde lujosas gargantillas con engaste de diamantes hasta opciones más accesibles que combinaban el oro con el acero o las piedras preciosas. Estas creaciones se adaptaron perfectamente a las dinámicas mujeres de negocios de los años 80, ofreciendo joyas que eran a la vez un símbolo de estatus y que se adaptaban a distintas ocasiones y momentos del día.

La versatilidad también se mejoró gracias al uso de cordones de seda que podían montarse en joyas o preciosos bolsos de noche, intercambiables y adaptables al color del conjunto de quien los llevaba.

La primera e icónica colección modular de esta época fue Parentesi, que presentaba un distintivo elemento metálico en forma de paréntesis inspirado en un detalle de los adoquines de Roma. Parentesi, seguido de otras exitosas colecciones modulares, llegó a ser ampliamente reconocida e imitada, encarnando la capacidad de Bvlgari para innovar sin dejar de ser fiel a su legado.

 

1980

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